La transparencia de lo imposible, las voces de lo real
DESARROLLO PERSONAL
Emiliano Pardo Guenzatti
4/1/20242 min read


Vivimos en una mentira inventada. En algún momento nefasto de la historia de la humanidad, quizá por intereses de control de la plebe, o simplemente por ignorancia propia del momento sociocultural del contexto, empezamos a pisar cabezas y a creer en la realidad como parámetro de lo que podemos alcanzar y lo que no. Nos olvidamos de que todo lo que hoy es posible, alguna vez no lo fue. Comenzamos a crear un relato en el que lo que podemos soñar es porque podemos realizarlo y caímos al mismo tiempo en la falacia más perturbadora y violenta de nuestras posibilidades de desarrollo humano, social y cultural: la falacia de negación del antecedente. Hay incontables imposibles que jamás fueron soñados y sin embargo sucedieron. No es necesario considerar posible o alcanzable algo, para que ese algo lo sea.
El compromiso con la trascendencia de lo imposible, no está en la planificación. Solo puedo planificar lo que existe (y está muy bien para gestionar objetivos, resultados, logros en un mundo posible), sino en construir un paradigma de apertura del ser que sea aún más grande que cualquier proyecto de hacer.
Lo imposible es silencioso por naturaleza, porque cuando lo ponemos en palabras se vuelve terrenal, alcanzable, razonable, lógico. Baja del pensamiento ilusorio y se hace real. A veces, el silencio es el mejor aliado del sueño, porque en el silencio las voces son ecos de utopía que simplemente repercuten en emociones que no tienen voces hasta que se vuelven un caos presente y tan “mágico” que rompen con cualquier paradigma y modelo mental hasta volverse parte de la cotidianidad y abrir la puerta a nuevos silencios.
Sin embargo y paradójicamente, somos incapaces de llegar a imposibles razonando, porque nuestro razonamiento está basado en nuestra experiencia. Si hay algo que no logramos y que no imaginamos hasta ahora, pensando como pensamos, tampoco podremos hacerlo a menos que hagamos un salto de fé (entendiendo fé como un espacio emocional, contextual y sensorial de apertura a la incertidumbre). Es imperioso recuperar la curiosidad y la ambición de sorpresa permanente como equivalentes de plenitud y fundación constante de nuevos mundos.
Emiliano Pardo Guenzatti
© 2025. Todos los derechos reservados